jueves, 19 de junio de 2025

EL COSTO REGIONAL CONFLICTO ISRAEL - IRÁN.

 

El costo regional del conflicto: Israel, Irán y la economía en llamas

Mientras el mundo observa con preocupación el deterioro de la seguridad en Medio Oriente, la escalada de tensiones entre Israel e Irán no solo amenaza con incendiar la región desde el punto de vista militar, sino también con desatar una ola de consecuencias económicas que ya comienzan a sentirse en los países vecinos.

La guerra, como siempre, cobra múltiples precios, pero el económico es uno de los más silenciosos y devastadores.

Motor de un avión

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La posibilidad de una confrontación directa entre Israel e Irán, alimentada por ataques con misiles, represalias aéreas, ciberataques y el accionar de grupos armados satélites, altera profundamente el equilibrio regional.

Las economías de países como Líbano, Siria, Jordania, Irak y hasta del Golfo Pérsico se ven arrastradas por una espiral de incertidumbre que se refleja en mercados volátiles, caída de inversiones, presión sobre monedas locales y una creciente fuga de capitales.

Uno de los factores más sensibles es el precio del petróleo. Irán, miembro de la OPEP y uno de los principales actores energéticos de la región, podría utilizar el Estrecho de Ormuz como herramienta geoestratégica, amenazando el libre tránsito de uno de cada cinco barriles de petróleo del planeta.

Esto ya ha provocado repuntes en los precios del petróleo, afectando no solo a los consumidores globales sino también a las economías importadoras de energía en Medio Oriente, muchas de las cuales dependen de subsidios internos que se vuelven insostenibles con petróleo caro.

Por otra parte, el turismo sector clave en países como Jordania, Líbano y Egipto, se desploma en cada ciclo de violencia. Las reservas hoteleras se cancelan, los seguros de viaje se encarecen, y los vuelos internacionales se desvían o suspenden. El conflicto también paraliza rutas comerciales y bloquea corredores logísticos esenciales, afectando importaciones básicas como alimentos y medicinas.

Las finanzas públicas sufren un golpe doble, por un lado, cae la recaudación fiscal en un contexto de parálisis económica, y por otro, los gobiernos deben aumentar el gasto en defensa y seguridad interna para prevenir ataques o contener disturbios civiles.

Algunos países del Golfo, aunque tienen reservas considerables, se ven obligados a redireccionar fondos soberanos para blindar su estabilidad y no menos importante es el impacto humanitario, que tiene un costo directo en los sistemas de salud, vivienda y asistencia social.

La multiplicación de refugiados, desplazados y víctimas indirectas (por desempleo o pobreza inducida) tensiona aún más economías frágiles como las de Siria, Irak y Palestina. Un conflicto prolongado podría generar una nueva ola migratoria hacia Europa y acentuar las crisis sociales internas.

Mientras los analistas militares calculan el alcance de los misiles y la eficacia de los sistemas antiaéreos, los economistas regionales alertan sobre un colapso en cámara lenta, porque, aunque no haya bombas en su territorio, muchos países de Medio Oriente ya están pagando un precio muy alto por una guerra que no eligieron.

En Medio Oriente, cuando dos potencias se enfrentan, toda la región arde y no solo en llamas: también en deuda, inflación y desesperanza.

Edward Holfman

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