Cárceles conectadas, crimen sin muros.

 


Cárceles conectadas, crimen sin muros.

EDITORIAL sobre el uso de teléfonos celulares por personas privadas de libertad.


1. Seguridad Pública

Los celulares en manos de personas privadas de libertad habilitan la continuidad de actividades delictivas desde el interior del sistema penitenciario. Esto incluye:

  • Coordinación de homicidios y extorsiones (común en bandas organizadas).
  • Amenazas a testigos, fiscales, jueces o policías.
  • Dirección de bocas de venta de drogas, tráfico o sicariato.
  • Estafas telefónicas, especialmente a personas mayores (caso frecuente en varios países).
  • Gestión de redes sociales que muchas veces se usan para exhibir armas, drogas o amedrentar.

2. Control del sistema penitenciario

  • Permitir celulares erosiona el principio de autoridad dentro de los centros de reclusión:
  • Favorece el poder de los líderes criminales sobre otros internos.
  • Facilita la corrupción de funcionarios (quienes ingresan o permiten el ingreso de celulares).
  • Desestabiliza el régimen de convivencia al permitir desigualdad en el acceso a tecnología.

3. Derechos humanos y comunicación

Desde una perspectiva garantista, se puede argumentar que los reclusos deben tener derecho a comunicarse con su familia, pero esto se puede canalizar:

  • A través de cabinas telefónicas controladas (registro de llamadas, grabación, monitoreo).
  • Con videollamadas supervisadas por el sistema penitenciario.
  • Esto equilibra el derecho al vínculo familiar con la necesidad de seguridad pública y prevención del delito.

4. Soluciones técnicas

  • En muchos países se han implementado:
  • Bloqueadores de señal (jammers) en zonas sensibles del penal.
  • Detección y rastreo de señales no autorizadas.
  • Sistemas de inhibición selectiva, que bloquean solo líneas no autorizadas o de alta peligrosidad.

✅ Conclusión

Permitir celulares a personas privadas de libertad representa un riesgo severo para la seguridad pública, la convivencia carcelaria y la integridad de las instituciones. Los sistemas penitenciarios modernos deben garantizar comunicación controlada, sin habilitar herramientas que puedan ser utilizadas como instrumentos delictivos.


Edward Holfman. EHM 

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